Editores de
"El Camino de
María"


Nuestra Señora de la
Medalla Milagrosa
27 de
noviembre
Entre las medallas marianas
destaca, por su extraordinaria difusión, la denominada
"Medalla Milagrosa". Tuvo su origen en las apariciones de la
Virgen María, en 1830, a una humilde novicia de las Hijas de la
Caridad, la futura Santa Catalina Labouré. La medalla, acuñada
conforme a las indicaciones de la Virgen a la Santa, ha sido
llamada "microcosmos mariano" a causa de su rico simbolismo:
recuerda el misterio de la Redención, el amor del Corazón de
Cristo y del Corazón doloroso de Maria, la función mediadora de
la Virgen, el misterio de la Iglesia, la relación entre la
tierra y el cielo, entre la vida temporal y la vida eterna. Alrededor se lee:
"Oh, María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos
a Tí".
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Nuestra Señora de la
Medalla Milagrosa
Oh, María, sin pecado
concebida,
ruega por nosotros que
recurrimos a Tí.

Honrando
a la Virgen Santísima, Glorificamos a Dios
"...Nunca pensáis en María, sin
que Ella en vuestro lugar, piense en Dios. Nunca
alabáis ni honráis, sin que Ella con vosotros
alabe y honre a Dios. María está en total conexión
con Dios, y con toda propiedad yo la llamaría: la
relación de Dios, que sólo existe en referencia a Dios,
el eco de Dios, que sólo habla y repite a Dios. Santa
Isabel alabó a María y la llamó bienaventurada porque
Ella creyó, y María, el eco fidelísimo de Dios entonó: «Magnificat
anima mea Domino», -Mi alma glorifica al Señor- (Lc I,
46). Lo que obró María en esa ocasión, lo repite
todos los días; cuando la alabamos, honramos, amamos, o
la ofrecemos algo, Dios es alabado, honrado, amado y ese
agasajo lo recibe por María y en María..." (San
Luis María Grignion de Montfort. "Tratado de la
Verdadera Devoción")
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Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
Breve historia del culto
Entre las medallas marianas
destaca, por su extraordinaria difusión, la denominada
"Medalla Milagrosa". Tuvo su origen en las apariciones de la
Virgen María, en 1830, a una humilde novicia de las Hijas de la
Caridad, la futura Santa Catalina Labouré. La medalla, acuñada
conforme a las indicaciones de la Virgen a la Santa, ha sido
llamada "microcosmos mariano" a causa de su rico simbolismo:
recuerda el misterio de la Redención, el amor del Corazón de
Cristo y del Corazón doloroso de Maria, la función mediadora de
la Virgen, el misterio de la Iglesia, la relación entre la
tierra y el cielo, entre la vida temporal y la vida eterna.
Un nuevo
impulso para la difusión de la "Medalla Milagrosa" vino
de San Maximiliano María Kolbe (+1941) y de los movimientos que
inició o que se inspiraron en él. En 1917 adoptó la "medalla
milagrosa" como distintivo de la Pía Unión de la Milicia de la
Inmaculada, fundada por él en Roma, cuando era un joven
religioso de los Hermanos Menores Conventuales.
La
"Medalla Milagrosa", como el resto de las medallas de la
Virgen y otros objetos de culto, no es un talismán ni debe
conducir a una vana credulidad. La promesa de la Virgen, según
la cual "los que la lleven recibirán grandes gracias", exige de
los fieles una adhesión humilde y tenaz al mensaje cristiano,
una oración perseverante y confiada, una conducta coherente.
La Iglesia bendice estos
objetos de piedad mariana, recordando que "sirven para
rememorar el amor de Dios y para aumentar la confianza en la
Virgen María", pero les advierte que no deben olvidar que la
devoción a la Madre de Jesús exige sobre todo "un testimonio
coherente de vida". (Directorio sobre la piedad popular y la
liturgia, 206)
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