|
Bienvenido a este sitio en
honor a la Santísima Virgen María, que fue inaugurado en Internet el 7 de
noviembre de 2002,
Fiesta de María Mediadora de todas las Gracias. Los siguientes son
algunos de los Textos para Meditar que Usted encontrará en este
sitio que semana tras semana se irá renovando y
actualizando
Caminemos
durante este mes con confianza en
Dios
imitando la Fe de María, y meditando con Ella los misterios
de la vida del Señor.
...Al rezar el
Rosario, penetramos en los misterios de la vida de Jesús,
que son, a la vez, los misterios de su Madre.
Esto se
advierte muy claramente en los misterios gozosos,
comenzando por la anunciación, pasando por la visitación y
el nacimiento en la noche de Belén, y luego por la
presentación del Señor, hasta su encuentro en el templo,
cuando Jesús tenía ya 12 años.
Aunque pueda
parecer que los misterios dolorosos no nos muestran
directamente a la Madre de Jesús -con excepción de los dos
últimos: el vía crucis y la crucifixión-, sin embargo,
¿podemos pensar que estuviese espiritualmente ausente la
Madre, cuando su Hijo sufría de modo tan terrible en
Getsemaní, en la flagelación y en la coronación de
espinas?
Y
los misterios gloriosos son también misterios de Cristo,
en los que encontramos la presencia espiritual de María,
el primero entre todos el misterio de la resurrección. Al
hablar de la Ascensión,
la Sagrada Escritura no menciona la presencia de María,
pero, ¿pudo no estar ella presente,
si inmediatamente después leemos que se hallaba en el
cenáculo con los mismos Apóstoles, que habían despedido
poco antes a Cristo que subía al cielo? Con ellos se
prepara María a la venida del Espíritu Santo y participa
en la misma el día de Pentecostés. Los dos últimos
misterios gloriosos orientan nuestro pensamiento
directamente a la Madre de Dios, cuando contemplamos su
Asunción y Coronación en la gloria celeste.
El Rosario es una oración que se refiere a
María unida a Cristo en su misión salvífica. Es,
al mismo tiempo, una oración a María, nuestra mejor
Mediadora ante el Hijo.
El Rosario
es también una oración que de modo especial rezamos con
María, lo mismo que oraban juntos con Ella los
Apóstoles en el Cenáculo, preparándose para recibir el
Espíritu Santo. (Juan Pablo II, 28 de octubre de 1981)
| |
|
|
|
|